Sentada, me hundo en el abismo fantasmal de mi existencia. Sola… sola como una gota en la copa de un árbol me detengo a pensarte… ven acá, avísame si el más leve pensamiento toca tu agonía, llévame hacia el huracán de tu corazón, préstame un paracaídas y ¡lancémonos ya! Dame paso hacia la caricia de tu mano, elévame con tu aliento, calienta mi alma marchita, que por un despertar de fructuosas banalidades, ha caído en el juego lento del triste y pesado que arde en la tierra.
Polvo soy , mas no olvido. Soy margen de tu música, letras delirantes, borradas y subrayadas. Letras blancas teñidas por la sangre del sufrimiento…es él, lo sé. Tanto como es tanto, tanto como la plena certeza de que el agua brinda a cada gota de ser humano sediento de néctar, su vida.
No me hundas mas, suficiente tengo con tu pacífico susurro, aquel que un día me miro a los ojos, señalo mi sustancia y tuvo la valentía de saborearla; ese jugoso limón perverso de aquella pequeña, no adolescente, no niña, solo pequeña. Estas ahí desde que me viste nacer, te agobio y por eso me interrumpes, pones tu huella hablantinosa en cada uno de mis pensamientos.
¿Qué seria yo? Una doncella despierta con los ojos llenos de firmamento, la luz enceguecida por el canto de las estrellas, el universo al revés pidiendo a gritos un par de zapatos, la luna discutiendo por su cobija, el viento pidiendo silencio, la naturaleza dando teta de paz, derramando leche; y nosotros, pobres inmortales, larvas asquerosas, sedientas de lo que no se nos concede, asesinando con las uñas en carne viva el desprecio de la madre…
¡Salgan! salgan ya. Los acabo de encontrar, ya no son porque ahora los veo; simplemente ya no existen, ya los veo: un, dos, tres, los veo y no existen, pero…¿quién me creyera? Un, dos, tres, me hablan, me dicen las ocultas y las no ocultas; las fáciles y las difíciles, son mas ellos que nosotros…¡pobres! no saben lo que les espera. Por que para cuando eso pase, estaré yo en la cima de un botón, dormida entre nubes, escuchando campanas, escuchando trompetas, escuchando voces que mis oídos ignorarán…bajarán y subirán y todo será caliente…no en la tierra.
Tu cerebro derretirá imágenes tácitas, aquellas que no se expresan, difíciles de entender, tormentosas. Lo vivirás una y otra vez, las veces innecesarias. Castigo oculto y floreciente tendrán, tendremos o quizás tengan…no soy así, soy.
Apaciguarme debería yo, manejar esta carretera volátil; no sin antes tomarle una fotografía a mis memorias, mirarla desde lejos y recordar cada una de estas palabras que, próximamente serán cenizas de huesos dormidos por el mas vago pensamiento, pero más eficaz escape contra la vil coherencia.
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