Si, te amo. Si, lo hago.
Te miro y encuentro agua fresca
para una sed desconocidamente mortífera,
encuentro lo que no busco, porque solo en ti se esconde,
Escondes en tus manos caricias de Dios para mi pelo,
guardas en tu piel el secreto que no me atrevo a descifrar.
No tienes que decirme qué es
No es necesaria la lengua,
pero si la tuya, pincel del renacimiento;
tu eres lo que necesito, sol de mis noches
péndulo de mi universo.
Sonrisa en mis pesadillas, santo cannabis;
llegada de mi viaje cansado,
aventura de colores, verano brillante;
tierra real donde duermen mis sueños,
Paraje en el camino con manjares y lagos de nepentes,
el mismo camino, tu eres mi camino mujer.
Y te sueño despierta y te veo cada segundo que no pasa,
porque no pasa el tiempo contigo,
porque pasa todo rápido.
Y nos quedamos tu y yo estancadas,
olvidadas, adentro, por siempre.
Un atisbo lúcido tuyo
de mi mano en tu cara,
y la desgracia que inventa el alma sana.
No sería mas sino dicha,
Sería menos que palabra que no pronuncias
con labios de ángel arrepentidamente sabio,
con tu cara, parecida al reflejo de un sueño de hada,
con tu ser, paraíso certero de mis anhelos.
Te amo.
Pueden caber tres silencios de luna,
una risa de duende,
cabe un conjuro celta,
la razón de lo que es;
pero, no cabe duda.